Buenos clientes vs. Malos Clientes

La teoría nos dice que actualmente, nuestros problemas deben ser ventilados en Facebook, muchas denuncias sociales también se hacen a través de las redes sociales,  ¿y las denuncias de malos clientes?… A menudo vemos memes sobre el diseño donde nos burlamos de ciertas situaciones que son nuestro pan de cada día, aunque aceptémoslo los buenos clientes si existen.

Anécdotas he contado varias a lo largo de algunas entradas del blog, sin embargo creo que lo importante de denunciar o quejarse o de cualquier sentimiento negativo, es sacar lo mejor de él, cada experiencia buena o mala nos deja algo que aprender.

El día del diseñador se acerca y de ahi mi esfuerzo de compartir casa buenas, malas y chistosas que nos suceden en nuestro día a día.

Comencemos:

Cliente Bueno: Me enorgullece mucho presumir de un cliente maravilloso que tengo, sus proyectos son 100% editoriales, pero de corte digital. Es decir con el he realizado portales de contenido editorial de diversas categorías, como turismo, política, cultura general, etc

Lo maravilloso de trabajar con él por un lado es que confía plenamente en dejar la parte gráfica a mi cargo, si bien dentro del brief que me presenta, existe referencia de lo que se busca lograr, las decisiones gráficas importantes recaen sobre mi y como consecuencia, la prioridad son la estética, y la funcionalidad.

Cliente Malo: Te contacta por Facebook, te cuenta su proyecto, aceptas, recibes el anticipo, comienzas a trabajar en función de lo que solicito, le mandas la propuesta y te pide tiempo para consultarlo con «sus primos», a sus primos no les gusta y manda un boceto de lo que quieren…ok trabajas con el boceto de los primos, haces propuestas relacionadas y los primos siguen sin aprobarlo, te pide más propuestas similares a lo que mandaron «los primos», después de 18 propuestas de logo deciden que no les estas dando lo que piden, aún cuando incluso ya te doblegaste a los caprichos de hacer el logotipo feo que están esperando… tuve que escapar, por salud le regrese su anticipo y seguí con mi vida feliz deseando no amargarle la via al proximo diseñador que se tope con esos psicópatas del diseño gráfico.

Lo aprendido: con cliente así no importa que mandes 30 logotipos distintos, ellos te van a insistir en que no les estas dando muchas opciones, es un callejón sin salida, donde nuestra tolerancia ala frustración se pondrá a prueba.

Cliente bueno: Hace ya mas de 10 años de esta historia, era de mis primeras experiencias como freelance, y por esa razón y por una excesiva inocencia, no pedía anticipo, sin embargo y por fortuna, resulto ser alguien muy confiable que siempre hizo sus pagos a tiempo. Agilizaba mucho los proceso entregaba su documentación completa, fotografías contenidos, etc y tenía claro lo que quería tanto visual como funcionalmente.

De cierta forma sí, yo era su mera herramienta para cristalizar sus ideas, por fortuna sus ideas eran buenas, así que el resultado fue el correcto tanto para el como para sus clientes.

Cliente malo: cuando te encuentras con parejas disfrazadas de «socios» debes rezar a todos los santos por llegar a acuerdos con este tipo de «sociedades» porque lamentablemente muy pocas saben dividir el negocio del placer.

Para contar esta anécdota, usaré nombres falsos, ahí tienen que me crucé con Luna y Beto, y bueno Luna era… un problema, porque mientras Beto tenia claro como debían funcionar las cosas Luna lo que buscaba era tener la razón por sobre todos los medios y confundía las sugerencias gráficas con una afrenta personal. Al principio pensé era un tema de su personalidad que pues se sentía de cierta forma «amenazada» por cualquier otro individuo que tuviera opiniones sobre cualquier cosa que la incluyera, tiempo después entendí que era una persona conflictiva, que había dejado ya varios caídos a su paso y a a sus pies arrastraba a Beto en un torbellino de malas decisiones.

La única forma de complacer a Luna era diseñando cosas para kinder garden, todo con muñequitos de colores chillantes y comic sans (por agrupar un tipo de tipografías infantiles), así se tratara de un cartel para una institución financiera, Luna quería muñequitos y era la única forma de llevar la fiesta en paz, porque encima, lejos de ser profesional, lo tomaba todo personal y actuaba de forma un tanto infantil y acusaba a cada miembro del equipo con Beto, si su voluntad no se cumplía.

Una relación de  negocios bastante tóxica que me enseño por un lado que cada cabeza es un mundo y hay que respetar sus ideales, pero también que a la primer señal de estar trabajando son «sociedades caprichosas» lo mejor es dejar el proyecto para alguien más. Porque recordemos que proyectos exitosos solo son generados por gente feliz, y un ambiente como estos fomenta todo menos felicidad.

Historias hay muchas y aprendizajes hay aún más, la mejor forma de que los clientes respeten nuestro trabajo, es respetándolo nosotros mismos, no estamos obligados a permanecer en proyectos que no nos va a llevar a nada, eduquemos al cliente con respeto y tolerancia y exijámonos a nosotros como diseñadores siempre a dar lo mejor de nosotros mismos.

Si queremos buenos clientes, seamos buenos diseñadores, no abarates tu trabajo, y así no abaratarás tu profesión.

3 Comentarios Agrega el tuyo

  1. juandavidrk dice:

    Es díficil enfrentarnos a estos malos clientes, y sí, trabajar con buenos es un deleite para nuestra profesión. Buen artículo, saludos desde Colombia

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    1. Es algo con lo que aprendemos a trabajar, por fortuna no todos son malos

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      1. juandavidrk dice:

        Así es, soy gráfico, vivo en Colombia, te invito a ver mi portafolio de diseño y tus apreciaciones o mis ecritos, saludos.

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