Recientemente he tenido muchas experiencias relacionadas con la importancia de la tipografía. En mi día a día lidio con innovación, con sketch noting, con visual Thinking, con Design Thinking y todo lo dirigido a que alguien consuma algún contenido de diseño, desde una publicación para redes sociales hasta una plataforma de gobierno de datos. Todo esto tiene en común algo que parece esencial y que todos damos por hecho que siempre estará ahí para nosotros, aunque no sabemos para qué: la tipografía.
Todos conocemos esta anécdota sobre Steve Jobs, en la que él tomó un curso de caligrafía y a partir del eso, se sensibilizó y buscó que la computadora posterior a la Apple II tuviera diferentes tipos de letra, situación que fue criticada ya que decían que no era importante el tener diferentes familias tipográficas para escribir en una computadora, poniendo por encima la funcionalidad de la misma, Jobs se aferro a que este tema que parecía insignificante, para él era relevante y con el tiempo sería algo que lo diferenció de los demás.
A partir de este momento de necedad, otras empresas persiguieron lo mismo. Es más, aun hoy en día usuarios de Android prefieren este sistema operativo por encima de iOS, sólo porque pueden cambiar la tipografía de su teléfono, pero realmente ¿cuánto sabemos de la tipografia?
¿Por qué es tan importante la tipografía?
Algunas personas dan por hecho que existen mágicamente y que las familias tipográficas son generadas espontáneamente por computadoras, ¡pero no! Existimos diseñadores que nos dedicamos a eso, pero ya platicaré más del tema en otra entrada, hoy lo que me compete es lo importante que es «acomodar» el lenguaje escrito a través de la tipografía.
Hace algún tiempo lidiaba con oídos necios de un «colaborador» que aseguraba que saturar una diapositiva de Power Point era de hecho más efectivo que jerarquizar o anexar diagramas al contenido. Su punto de negación radicaba en que el no quería «sacrificar» tiempo en acomodar bien una diapositiva, sólo para hacer la lectura más fácil, al cuestionarlo para quien era fácil esta forma de trabajo, dijo que era fácil para él, es decir dejó de lado las necesidades de su lector final y justo ahí esta la clave.
Cómo humanos tenemos una costumbre natural de pensar que el mundo gira a nuestro alrededor y que si para nosotros funciona, entonces para todos funciona, error común relacionado en parte con el ego, pero es una conducta humana más natural de lo que pensamos.
Actualmente ante la prostitución del concepto «empatía» estamos realmente dejando de ser empáticos, buscamos formas de hacernos la vida más fácil aún si eso lo hace difícil para los demás.
En temas tipográficos la empatía jamás está demás, gracias a ella la transmisión de un mensaje es posible y si ese menaje está mal jerarquizado, mal estructurado o mal diseñado, no logrará la meta: COMUNICAR.
¿Un diseñador sabe de tipografía?
Tristemente, no…¿deberían saberlo? SI, me resulta frustrante y decepcionante conocer «colegas» que no tiene idea de como estructurar una infografía, o peor aún, que no tiene idea de como una tipografía dicta la entera personalidad de un contenido visual, saben que su diseño no es efectivo, es decir saben que su diseño el «feo» pero jamás lo mejoran,¿por qué? porque no tiene idea de qué les hace falta y esto es porque ignoran por completo la importancia de las reglas tipográficas.
La única forma de adquirir este tipo de sensibilidad visual y conocimiento es a través de educar a los ojos, leer, observar, conocer los fundamentos, ¿mi método? los libros especializados el tema.

¿Un contador, abogado, administrador (etc) debe saber de tipografía?
¡Obvio!decir que no, sería afirmar que no necesitamos ser alfabetizados, la alfabetidad visual no debe ser tema exclusivo de profesionales del diseño si no también de profesionales de cualquier disciplina. ¿Por qué? pues en un mundo digital como el nuestro, un gran porcentaje de la población mundial tiene acceso a un programa digital de cualquier naturaleza, desde lo más básico como un editor de textos hasta lo más complejo como un editor para archivos multimedia; entonces el uso correcto de la tipografía para un mensaje efectivo (aún si sólo es una historia de Instagram) conduce a un resultado satisfactorio y a que tu mensaje se entienda como lo que es.
Es más aveces por falta de presupuesto los emprendimientos se aventuran a «hacer sus propios diseños» y aún cuando usan herramientas como canva que ya tiene plantillas visualmente atractivas, visualmente sus «diseños» terminan siendo poco efectivos, por no decir feos y eso repercute a la calidad con la que es percibida su empresa.
¿Cuántas veces como diseñador te toca diseñar una presentación de Power Point?
He de confesar que en mis primeros años como profesional del diseño, me irritaba de sobre manera que pensaran que por ser diseñadora, tenía la obligación de saber del teje y maneje del Power Point, aún hoy en día (pero ya sin la molestia) me pregunto, ¿acaso piensan que llevamos un semestre de «diseño de diapositivas en Power Point»?
Actualmente mi experiencia en la creación de presentaciones es muy distinta, he descubierto que la profesionalización y personalización de presentaciones esta subestimada, ya que son pequeñas piezas de contenido editorial de gran relevancia para una empresa: a través de ella se expresa su identidad/personalidad y pueden ser un elemento clave en procesos de venta o en licitaciones que las llevan a ganar un contrato.
Por esta razón la correcta jerarquización, estructura y síntesis de una presentación es de vital importancia, es más, existe literatura especializada en le tema.

En resumen…
Seas o no un perfil relacionado a la comunicación visual, te compete el correcto uso de la tipografía, a través de ella puedes lograr que tus mensajes visuales expresen modernidad , informalidad, alegría, etc.
El uso correcto de ella, llevará tu proyecto al nivel que tu deseas, incluso tu imagen personal y la forma en que creas documentos, dictamina como eres percibido por los demás; documentos como tu CV o el documento de word que enviaste con el reporte mensual a tu jefe dicen más de ti, de lo que te imaginas.
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