Apoyarnos los unos a los otros, trabajar en equipo, echarnos porras, «echarle ganitas», ¿qué románico todo no? Ciertamente, algunas de estas afirmaciones deberían ejecutarse y ser ciertas (y probablemente en países del primer mundo lo sean), pero hablando de la cultura latinoamericana, siento que cada vez estamos más lejos de brillar en nuestras habilidades gráficas a nivel global.
Aquí es donde empiezo a hablar como anciana de 90 años y comienzo a entender a quienes eran adultos cuando yo era niña; esas frases de «en mis tiempos», «la juventud de ahora» y muchas otras vienen a mi mente como torrentes constantes que me atormentan… y es que seamos honestos, existe una generación actual donde (no generalizo) la mayoría de individuos de entre 20 y 27 años viven buscando trabajo para generar ingresos, sin que ello necesariamente implique trabajar para ganarlos.
Sé bien que mi blog va de dar consejos sobre diseño y esta entrada no esta lejos de ello, es solo que requiero dar contexto para proceder con la moraleja de la historia.
Cada año establezco ciertas metas sobre temas nuevos a aprender, que me apoyen a mejorar mi día a día como profesional del diseño gráfico, desde metodologías, hasta cosas mas simples como lo último en software. Esto implica cierta exploración en distintas plataformas digitales (Youtube, Skillshare, Platzi, Domestika, etc) para lograr obtener un punto medio de verdad en conocimiento, porque evidentemente la verdad absoluta no se encuentra en un solo punto y sin el mínimo atisbo de investigación teórica y criterio.
Pausa para breve anécdota sobre no saber investigar
No hace mucho una persona del mundo del copywriting, escribió atrocidades sobre tipografía, colores y diseño en general, era evidente que no investigó, y el resultado fue fatal porque claro está no puedes escribir sobre algo que desconoces, pero ¿qué tan difícil es investigar? hoy en día muy sencillo, basta con teclear las letras mágicas «google.com» e ingresar nuestra búsqueda, pero claro se requiere de método y de criterio para navegar entre diversas fuentes y de entre todas ellas encontrar le factor común, dando como resultado una verdad comprobada e información precisa, pero vuelvo a lo de antes, hoy en día algo tan simple les resulta a algunos «profesionales» demasiado difícil y se escudan es excusas y en la filosofía de «hago lo básico para que no me corran, pero de ahí a hacerlo bien es mucho pedir».
El sentido (in)común
El pensamiento crítico en este sentido, resulta un gran aliado, ya que no puedes pensar que una sola fuente de información es suficiente si quieres estar bien preparado para el mercado laboral (y esto aplica en cualquier profesión), aún cuando sólo estes buscando dónde aprender sobre software, porque puedes terminar pensado que lo sabes todo, sin saber realmente nada y peor aun, te puedes sentir un diseñador sin serlo…y aquí hago una pausa:
NO ERES DISEÑADOR UX/UI SOLO PORQUE SABES USAR FIGMA, SKETCH O XD
Y se puede pensar que eso ya se sabe, pero la realidad es otra, para muestra basta un botón, andaba navegando por Platzy aprendiendo «trucos avanzados» de un software, cuando en los comentarios de una clase me encontré con tremenda pieza de «diseño» 🙄:

Y bueno podrías pensar, ¿de que te alarmas? quizá apenas esta aprendiendo diseño y por eso no sabe nada sobre accesibilidad, teoría de color, jerarquía tipográfica, estética, experiencia de usuario… y por qué no DE SENTIDO COMÚN.
Bueno, muchas cosas me alarmaron como diseñadora, pero como persona, no hay que ir muy lejos para preguntar: ¿Cuándo en tu p*$# vida has visto una aplicación famosa, exitosa y que uses regularmente con ese aspecto?…la respuesta: JAMÁS. Ahora bien, también puedes pensar, «que exagerada, si sólo es un ejercicio» y si hay razón en ello, es un ejercicio pero ¿acaso como profesionales o aspirantes a profesionales no tenemos la obligación de actuar como tal? y justo ese es el origen de los miles (o millones) de diseñadores desempleados.
No se toman la profesión en serio, hacen cosas para ser «bonitas» y perdón pero «bonito» es un pastel de Sanborns, un diseño debe ser EFECTIVO, con todo lo que ello implica, desde la funcionalidad hasta el look & feel.
Y lo peor viene cuando esas porquerías (perdón que lo escriba así, pero eso son) son aplaudidas por la simple y vana necesidad de validación que se tiene hoy en día, donde la doble moral se hace presente, repartimos palabras bonitas porque «debemos apoyarnos» sólo para FINGIR que somos buenas personas… y eso fue justo lo que terminó de sorprenderme, que al ver esa imagen de «diseño» los comentarios consecuentes eran estos:

Perdón pero señores y señoras, apoyarnos también implica decirnos la verdad, para poder aprender y poder crecer y no motivar a las personas que generan estos gráficos catastróficos a seguirlos haciendo, diciendo frases de apoyo emocional como «me encanta», porque en consecuencia, llegan al mercado laboral real, esperando aplausos sobre diseños pésimamente ejecutados y al no recibir un aplauso, depositan la culpa en los demás con frases como «es que quieren que sea tan talentoso Juanita, quieren que sea un clon y eso no se puede», «es que para mi la creatividad es un sentimiento», «es que yo lo hago bien pero tal vez tú no lo ves»…la eterna feria del «es que»…
En resumidas cuentas:
El éxito o efectividad de un diseño no radica en ser bonito, pongamos un ejemplo tangible: cuántas veces no vemos niñas vestidas absurdamente de muñequitas y decimos «¡ay! que bonito vestido», pero existe un océano de diferencia entre ese vestido y los grandes diseños que desfilaron en la reciente entrega del Oscar 2023, la diferencia en técnica, materiales, estilo, estética, funcionalidad y precio son RADICALES. Un vestido de pasarela es todo menos «simple y vanamente bonito», un vestido de pasarela representa una industria millonaria fundamentada en la estética, función, status, talento a base de años de experiencia, conocimiento y maestría de grandes diseñadores textiles.


La pregunta aquí es ¿qué tipo de diseñador quieres ser en este escenario? el que hace el vestido bonito que encuentras en cualquier tienda del centro histórico de la CDMX y que cualquiera con $1000 consigue y que pasa al olvido en 24 horas… o el que diseña un vestido de más de $500,000 y que es elegido por una artista internacional para lucirlo en uno de los eventos más importantes de la industria cinematográfica mundial.
Transladando esta situación al diseño gráfico, la decision es la misma, puedes seguir quejándote del desempleo y seguir mandado tu «book» en una simple carpeta de drive , en al que no supiste ni configurar los niveles de acceso a ella para ser visualizada por tu reclutador, o comienzas a trabajar en ti como profesional, ofreciéndole al mundo, diseño de calidad que refleja el correcto manejo de elementos de sintaxis de la imagen, teoría del color, manejo de tipografía, conocimiento sobre contexto de uso, manejo óptimo de herramientas digitales y sobre todo EFECTIVIDAD AL COMUNICAR, porque, por si no lo sabías, para eso existimos los diseñadores gráficos, para comunicar visualmente de manera efectiva mensajes con configuraciones específicas según su destinatario y medio de comunicación, no para complacer con cosas «subjetivamente bonitas».